domingo, 16 de enero de 2011

Sueños

"La vida es sueño" decía Calderón de la Barca. ¿Qué son los sueños sino vagas esperanzas de algo mejor, sino el consuelo de quienes no tienen nada?
Son frágiles cristales que adornan nuestra perturbada mente. Algodón de azúcar para nuestras ideas. El alimento de nuestra alma. Sin sueños, no hay ilusión; sin ilusión no hay vida. Nada. Sin embargo, qué contradictorio es todo. Porque podemos seguir viviendo sin sueños, sin ilusión. Seres autómatas de un futuro sin luz, sin dorado ni verde. Viviremos entre la espesa nube de humo generada por los fracasos de unos sueños sin esperanzas, bañadas en el río de la plata y el egoísmo, que buscando el éxito y bienestar de unos pocos, causarán daño a todos.
"Estamos hechos del mismo material que los sueños" dijo Shakespeare. Puede que en su época. Si ahora es así, tendremos que asumir que estamos hechos del metal que lo mueve todo; de su frialdad, de su indiferencia.
¿Dónde están ahora los sueños? ¿Dónde quedó la esperanza?
Tan solo mirad al árbol que lucha por conseguir la luz del sol, a la golondrina que vuela por los antiguos pueblos ahora convertidos en gigantes de metal, al arco iris que rompe la boina que cubre la cabeza de Madrid... ellos no se rinden. ¿Por qué nosotros sí?
Una vez más, queda demostrado la sabiduría de la naturaleza. ¡Cuán estúpidos somos! Pero aún podemos cambiar...

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